Las enfermedades hepáticas en el curso del embarazo pueden deberse tanto a la presencia de una enfermedad hepática previa (ej: hepatitis autoinmune), una enfermedad intercurrente (ej hepatitis viral), o una enfermedad vinculada a la gestación (cómo la colestasis gravídica).A su vez, por el impacto en la salud del recién nacido y el vínculo con la madre, es fundamental el asesoramiento médico durante el puerperio y la lactancia.

Estos escenarios clínicos y sus repercusiones en el binomio madre hijo, hacen que el abordaje de los mismos requiera experiencia  en el diagnóstico, tratamiento, pronóstico e interacción con otros colegas especializados en embarazos de alto riesgo obstétrico.